
Ayer acompañé a María en la primera corrida de toros de su vida y tuvo suerte, o mejor dicho, los diestros tuvieron la suerte de contar con la presencia de María en la plaza de Pamplona tras más de treinta años de una vida de resistencia taurina. Seis miuras, cuatro orejas, el rey, la bienvenida a los hijos del rock & roll, la banda sonora de Sister Act y el bocata hecho deprisa, deprisa, deprisa en Gazteluleku tienen la culpa de que probablemente repita el año próximo. Un placer, María.
Foto de Diario de Navarra
1 comentario:
La verdad es que yo también me lo pasé bastante bien, y eso que como no soy muy taurina me perdía la mitad de la faena, pero bueno....
¿Para repetir? Pues no lo sé. Lo que si repetiría es la visita por ciertos garitos después de la corrida (jajajaja).
Un placer también para mi.
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